Noviembre...


Un sí a la vida, una acogida,
pone en marcha un milagro.
¡Algo crece!

Unas manos abiertas son la tierra,
la semilla escondida es el amor
de un Dios, que todo lo renueva.

En la experiencia cotidiana de los días,
en el ruido, el dolor y la alegría,
en el proceso lento de los pueblos,
alguien regala lo que nace entre sus manos:
la bondad, la paz, la vida

Tiempo de puertas abiertas para un encuentro.
Tiempo de intimidad ofrecida para la comunión.
Dios entra en nuestra morada y con Él todo lo humano.
Y nosotros salimos con Él a recorrer
los fascinantes paisajes del Reino.
Como quien estrena una mañana,
como quien danza la canción de la vida.

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