5 de marzo de 2023. 2º Domingo Cuaresma. Ciclo A
«Levantaos, no temáis» (Mt 17,7)
Para reflexionar.
La transfiguración es una preparación
de la Pasión y la confirmación por parte de
Dios del anuncio que de ella ha hecho Jesús.
¿Qué ideas, sentimientos e imágenes fluyen
al contemplar a esos personajes bíblicos,
Moisés y Elías, que sufrieron como Jesús la
incomprensión del Pueblo al que servían?
Los discípulos íntimos de Jesús son los
testigos de la transfiguración y también
en la oración del huerto de Getsemaní.
También están con él en la resurrección
de la hija de Jairo, aunque Mateo omite
el nombre de este “personaje ilustre” y
extiende a todos sus discípulos su presencia
en este acontecimiento. ¿Qué descubres?
¿Qué podemos aprender del mutuo
acompañamiento “Jesús-amigos íntimos” en
nuestra relación con Dios?
La oración, el ayuno y la limosna son
prácticas religiosas muy centrales en la
Cuaresma como camino a la conversión.
Os propongo releer el texto evangélico
del Miércoles de Ceniza, en Mateo 6, 1-18
que habla de la autenticidad de estas tres
prácticas penitenciales. ¿Qué aportan estas
prácticas vividas auténticamente al encuentro
y alianza con Dios y con los hermanos?
La iniciativa de Dios nos llama a abandonar
nuestras seguridades, para fiarnos solo de su
palabra henchida de promesas y futuro. ¿En
qué medida dejamos que él tome posesión
de nuestras vidas? ¿No nos estará sobrando
demasiada autosuficiencia, centrándonos en
nosotros mismos en una auténtica egolatría,
la falsa religión más extendida actualmente?
La grandeza del hombre está en la decisión
de emprender el viaje.
Dios pone al hombre en pie y lo pone en
movimiento, construye al hombre por dentro,
lo anima, le abre los ojos, le da confianza, le
dice lo que es, lo que puede ser, lo que está
llamado a ser.
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