Comentario al Evangelio del domingo, 23 de abril de 2023.
Señor, me enseñarás el sendero de la vida. |
El Evangelio según san Lúcas relata en el pasaje de los discípulos de Emaús (24,13-35) uno de los episodios más emotivos y significativos de la Resurrección de Jesucristo. Un relato con una gran carga simbólica y teológica
En este relato, dos discípulos de Jesús caminaban tristes y desolados hacia Emaús, después de haber presenciado la crucifixión y muerte de su maestro. Estos discípulos estaban desanimados y tristes, porque pensaban que Jesús había muerto y que todas sus esperanzas se habían desvanecido. En su camino, se les aparece un desconocido que se une a ellos en la marcha y empieza a conversar con ellos sobre los acontecimientos que habían sucedido en Jerusalén.
Durante la conversación, el desconocido les explica las Escrituras y les revela el verdadero sentido de la muerte y Resurrección de Jesús. Al llegar a Emaús, los discípulos le invitan a quedarse con ellos y, durante la cena, el desconocido toma el pan, lo bendice y se lo da a ellos. En ese momento, los ojos de los discípulos se abren y reconocen en el desconocido al mismo Jesús Resucitado.
Este pasaje del Evangelio según san Lucas nos enseña la importancia de mantener la fe y la esperanza en momentos de adversidad y tristeza. También nos muestra cómo Jesús se revela a nosotros a través de la Escritura y de los signos de su presencia en nuestras vidas, y cómo su amor y su presencia pueden llenarnos de alegría y esperanza.
En última instancia, esta historia nos recuerda que la vida es un camino lleno de altibajos, pero si tenemos fe y confiamos en Dios, siempre habrá esperanza y luz en el camino. Como los discípulos de Emaús, debemos estar abiertos a la sabiduría y la guía de Dios, y recordar que él siempre está con nosotros, incluso en los momentos más oscuros.
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