18 de febrero de 2024. 1er. Domingo de Cuaresma. Ciclo B. «Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios: Convertíos y creed en el Evangelio»


Por el bautismo somos Instrumentos de vida y libertad. 

Estamos en camino hacia la Pascua en este recién iniciado tiempo de Cuaresma, camino de fe y conversión. Es una buena ocasión para ordenar la vida, pues a veces prescindimos de Cristo, tomamos decisiones olvidándonos del bien de nuestro prójimo. Al igual que el atleta vive un tiempo de concentración antes de enfrentarse a un gran evento deportivo, los cristianos ejercitamos nuestra vida en la Fe, la Esperanza y la Caridad. 
 
La Cuaresma nos lleva a hacer memoria agradecida del inicio de la nueva vida en Cristo. Es el momento de tomar conciencia del don del Bautismo y de renovar la gracia recibida. 
Por el Bautismo, participamos de la muerte y la resurrección del Señor. La meta de la Cuaresma es Cristo, muerto y resucitado. Queremos prepararnos para que en la noche de la Pascua renovemos nuestro Bautismo y los catecúmenos reciban los Sacramentos de Iniciaciòn. Ser bautizados en Cristo es vivir unidos a Él, en su vida, en su modo de amar y servir, en su misión de anuncio del Reino.
 
«Conviértete y cree en el Evangelio». Así iniciábamos la Cuaresma el miércoles de Ceniza. Creer en Jesús nos va transformando, guiando para asumir su manera de tratar a Dios y a cada persona. 
La oración, la limosna y el ayuno, con sus diversas modalidades y actualizaciones y posibilidades, nos ayudan a que cada cristiano, vivamos la experiencia de una existencia liberada, reconciliada, renovada, en la relación con Dios, con los demás y con nosotros mismos. Pero no olvidemos lo principal: Dios Padre nos ama, siempre es fiel, y nos ama sin medida. Su amor precede nuestra conversión a Él.

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