25 de febrero de 2024. 2º de Cuaresma. Ciclo B. Subir al monte Tabor.


¿Quien nos separará del amor de Dios?

Escuchar la voz de Dios, Su Palabra. O lo que es lo mismo, nuestra vida cristiana ha de ser una acción, más que unas ideas, un dar pasos sin pausa, caminar en la Presencia del Señor. 
Llamados e invitados a sentir que Dios no es una idea, sino una Persona que está con nosotros, que se ha hecho uno con nosotros, que es Presencia y Palabra. Nada puede apartarnos de este Amor de Dios, porque Él siempre está, y nos trae la Salvación. 
Esto no es «para mañana», ni una promesa: es realidad cercana en Jesús. Por eso sabemos que quien ve a Jesús ve al Padre, que quien escucha Su voz es la voz de Dios la que escucha.

En el Evangelio  escuchamis el relato de la Transfiguración. Pedro, Santiago y Juan no eran capaces aún de sentir la grandeza del Maestro. Pero por un momento Le ven lleno de Luz, anticipo de la Resurrección. Siguen en su pequeñez de miras «qué bien se está aquí». Ya llegará y para siempre la experiencia de la Pascua, que también a ellos les hará testigos de la Vida Resucitada.
La clave para fijarnos más está hoy en la voz de Dios que, aunque velada (en la nube), ellos escuchan: «Este es mi Hijo, escuchad su Palabra». Desde entonces este es el sentido de la vida cristiana: escuchar y aceptar la Palabra que es Jesús aunque casi siempre esto rompa nuestros esquemas y seguridades en la vida de cada día. 

Necesitamos subir al monte Tabor para contemplar  la resplandeciente gloria de Cristo Resucitado y, cargadas las pilas, renovado el espíritu, poder bajar otra vez a la llanura diciendo:
"Hermanos: Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?

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