3 de marzo de 2024. 3º Domingo Cuaresma. Ciclo B. El marketing de los evangelistas.


 
No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre. 
 
El primer marketing cristiano lo llevaron a cabo los evangelistas al adaptar la Buena Noticia a distintos ámbitos y circunstancias. Así lo pudimos ver en el Evangelio de Marcos el domingo pasado. Un relato de gran belleza literaria, elevada expresividad, fortaleza visual y profundo simbolismo. Una verdadera síntesis narrativa cuyos personajes, acciones y espacio nos ofrecen el esencial contenido de nuestra fe. De igual forma en este domingo Juan construye una escena que ya quisiera para si cualquier cineasta, literato, pintor, dibujante de comic, rapero o artista digital que se precie. 

La iglesia desde entonces ha intentado idear resortes, medios, instrumentos con los que comunicar el Evangelio y de esa forma ofrecer la Buena Noticia hasta los confines de la tierra.  Así los manuscritos bíblicos pero también los tímpanos, pórticos y fachadas de muchos templos, los frescos, retablos, bajorrelieves, pinturas, tallas, esculturas, partituras musicales, imaginería popular de pasos y procesiones, vidrieras, la producción literaria y oratoria de innumerables santos y toda la variedad artística atesorada bajo influencia de nuestra fe, ha mostrado un claro compromiso de Evangelio y Misión. 
Es necesario ofrecer el tesoro de la fe y comunicar la esperanza de vida en Cristo que tan felices nos hace. En todo ello la Iglesia es publicidad y comunicación.

Nuestro marketing cristiano en nada buscará el comercio ni el beneficio económico sino que atenderá al mandato de Jesús :
 ``Id al mundo entero y proclamad el Evangelio´´
 
El mensaje de Jesús en el evangelio de hoy, nos presenta un templo corrompido por los cultos y costumbres humanas al servicio de los intereses económicos.
Jesús va a reconstruir el auténtico Templo que surgirá al tercer día de su cuerpo glorioso y resucitado, del que todos nosotros somos miembros. Pues nosotros que estamos en este camino hacia la Pascua que es la Cuaresma, tiempo de cambio, tiempo de conversión, tenemos que abandonar nuestro hombre viejo y abrirnos al nuevo templo del que somos miembros, somos piedras vivas que entramos a formar parte de su construcción.

Que, alimentados por el pan de la vida, alimento para nuestro caminar, sepamos abandonar una religión puramente ritual y vacía y abrirnos al auténtico culto del nuevo templo, el culto en Espíritu y verdad que tenemos que practicar los renacidos del agua y del Espíritu.


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