¡Luz de Cristo! DOMINGO DE PASCUA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR. AÑO B.




(Jn 20, 1-9). Él había de resucitar de entre los muertos. 

La Resurrección comienza en el corazón de la oscuridad. La oscuridad de la tumba lo sumió en el silencio hermėtico de la nada. No había sobrevenido repentinamente. Había aparecido desde que nació. Jesús la experimenta paulatinamente, cada vez con más dureza, sin huir de ella. Escandaliza que no reaccione en su contra: que no use armas, que se niegue seguridad, que no piense en sí mismo. Descarta la violencia y desestima medios extraordinarios para dar razón de sí. Jesús, en la Pasión, asume todas y cada una de las bienaventuranzas que predicaba en su vida pública: se manifiesta como pobre de espíritu, como el que llora, como el manso, como el que tiene hambre de sed y justicia, como el limpio de corazón, como el que busca la paz, como el justo perseguido, como el injuriado sobre el que se ha dicho todo mal. Y mientras eso sucede, la oscuridad va creciendo, se adensa y, por fin, sentencia la muerte... 
 
Sin embargo, cuando Pedro llegó a su casa aquella mañana de Resurrección, tenia ya la certeza de que la oscuridad se había guebrado: Jesús no se había dejado abrazar por ella.
 
 
 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Andaban como ovejas que no tienen pastor. XVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (AÑO B)

He visto al Señor y ha dicho esto. SANTA MARÍA MAGDALENA, fiesta