El pan verdadero.

 
(Jn 6, 30-35). No fue Moisés, sino que es mi Padre el que da el verdadero pan del cielo. 

Jesús se atreve a prometer todo: «El que viene a mi no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed, Se postula como quien puede serenar íntegramente nuestras penurias, todas ellas y de una vez para siempre. Sin embargo, su existencia pobre, casta y obediente parece el contrapunto a esa proposición de abundancia. Jesús vive según desposesiones bastante radicales que ponen entre paréntesis hasta necesidades muy básicas. Es un itinerante, a quien se le ve acostumbrado a la precariedad. Y repasando sus palabras, es verdad que Jesús únicamente habla del Pan «de la vida», «del cielo» y «de Dios», Es el alimento «verdadero» que nutre de libertad: esa libertad que facilita desposeerte para darte totalmente, porque ya no sientes ni hambre ni sed alguna. 
 
«Señor, danos siempre de este pan».
 

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