Mirar y escuchar.


(Jn 17, 20-26) Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno. 

Cuando los demás nos miran y escuchan, no miran ni escuchan lo que hacemos y decimos. Observan nuestros “desde dónde” no nuestros “qué” : desde dónde hacemos cuanto hacemos y decimos. No se detienen en los detalles, sino en la fuente de la que emanan los detalles. Lo que impacta de nosotros en los demás es cuanto tenemos dentro no fuera. Ese desde dónde hacemos y decimos es nuestro
amor primero. Jesús se preocupó mucho de que sus obras y palabras nno se interpretaran como suyas. Su fuente era un Dios mayor, extraordinariamente rico en obras y palabras todas conectadas con su misericordia: una misericordia visible y audible para quien quiere realmente mirar y escuchar.
 
 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Andaban como ovejas que no tienen pastor. XVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (AÑO B)

He visto al Señor y ha dicho esto. SANTA MARÍA MAGDALENA, fiesta