Y también vosotros daréis testimonio.


[Jn 15, 26 — 16, 4a) El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí. 

El cristianismo primitivo convivió intensamente con la persecución. Solo transcurridos varios siglos los cristianos alcanzaron reconocimiento social. Vendrían después otros desafíos. Pero en la memoria colectiva de la Iglesia perduró el aprecio por el martirio como forma extraordinaria de manifestación de la fe. Jesús vaticina la resistencia a la penetración del Evangelio en sus primeros pasos. Aun así, el Espíritu no hará una negociación a la baja ante la dificultad que se avecina. Será exclusivamente «Espíritu de verdad» que «dará testimonio» de Jesús. Hay que olvidarse de depreciar el mensaje, de transigir con cuanto lo falsifique y de optar por la mediocridad. Y, sin embargo, a pesar de colocarnos en zona de riesgo... 
 
En ese Espíritu tendremos a nuestro auténtico «Defensor».
 
 

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