¡Feliz aquel a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo!


 Y Jesús nos anima a creer lo que le ocurre al «empleado» de la parábola. La lejanía de su manera de prepararnos para el final que Dios le dé a la historia. 

Crecer en una disposición que evite esa deriva sería la mejor en esta historia. Ninguna alegría  profunda debería tener por único fin el yo. Las urgencias de los otros tendrían que ser las nuestras. Y en ese horizonte va nuestro nombre. Tampoco ninguna necesidad nos movilizaría desde ahora. Lo mucho recibido 

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