¿A quién compararé esta generación?
(Mt 11, 16-19) No escuchan ni a Juan ni al Hijo del hombre.
La verdad precisa de un requisito: la voluntad para
ser acogida. Caso de que esa voluntad no exista, se
terminará por negar hasta lo evidente. La experiencia dice que quien pilota nuestra inteligencia es el corazón, que subyace en ella. La mente razonará con acierto si el alma está sedienta de encuentro con lo auténtico. Otro tanto sucede en
la vida espiritual. Discernir es imposible cuando no se pretende llegar a ningún lado .Querer es poder
De eso se lamenta Jesús, de la atonía del deseo de búsqueda en quienes fueron sus opositores. En el fondo, esa atonía delataba que habían colocado a Dios
en algún sitio, pero ciertamente no delante de ellos, desde donde Dios mismo los pudiese llamar a un nuevo encuentro.
Tal deseo de encuentro sería el suyo, pero no ciertamente el de ellos.
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