El yugo llevadero
(Mt 11, 28-30) Venid a mí todos los que estáis cansados.
En el mercado de las ofertas seudorreligiosas que hoy existe, el bienestar es uno de los productos estrella.
Lo divino queda asimilado a un estado placentero y aproblemático, ideal para quienes habitan ritmos estrexsantes de
vida como son los de nuestras sociedades actuales.: pero bajo los adoquines no hay arena de playa (Ismael Serrano). Jesus tampoco renuncia a prometer descanso. Su Evangelio conduce a una pacificación personal y colectiva, mucho mas
sencilla y asequible que la que sentían tantos «cansados y agobiados» ante el legalismo asfixiante de los fariseos. Sin embargo, el Maestro no niega que su ofrecimiento de descanso incluye también un lado duro e ineludible. El «yugo» de confrontarnos con lo que resiste al amor no se deja a un lado. Ha de seguirse cargando por muy llevadero y ligero que sea. Con eso sucede lo previsible: los proveedores de espiritualidades tranquilizadoras han quitado de su escaparate al Evangelio.
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