Si la esperanza me falta, ¿En qué me habré convertido?
Si la esperanza me falta,
¿En que med habré convertido?
El alba despierta en el horizonte.
Cuando ia duda parece eterna,
caminamos juntos
y nada nos desalienta.
Hombro con hombro,
mano con mano, artesanos de la unidad.
La esperanza, llama sincera,
renueva el alma, serena y tierna.
Es un susurro en la tormenta,
Bálsamo en tiempos difíciles.
una promesa de amanecer en la oscura noche,
como soñar despierto
ante la monótona desidia
y el fulgor amargo de la realidad.
A cada paso, nos apremia,
nos da fuerzas para renacer.
Si la esperanza me falta,
¿En qué me habré convertido?
Así en la mente llevamos
la luz que nunca se apaga.
Jamás seremos sombra y ceniza.
Somos surcos de esperanza
sembrados de vida y alegría.
Con esperanza caminamos,
y en el corazón siempre
la albergamos,
cual semilla escondida
presta a germinar,
cual habitante de la caja de Pandora,
decidida a ser futuro,
dispuesta a salir,
dispuesta a triunfar.
Si la esperanza me falta,
¿En qué me habré convertido?
En Cristo y su Cruz tenemos un nuevo destino.
Él es nuestra esperanza.
En su Resurrección
hallamos la nueva alianza.
La fuerza motriz de nuestra existencia.
El asombroso tapiz de nuestra experiencia.
De su costado brota la eterna novedad.
Sólo nos queda fe, caridad y esperanza.
Es el fruto decisivo.
Si la esperanza me falta,
¿En qué me habré convertido?
Comentarios